Este lunes fui a entrenar y ya desde el primer instante noté que alguna cosa no iba bien. Tenía un dolor en la parte inferior del gemelo derecho de mi pierna derecha. Primero pensé que, como el día anterior me había metido un buen tute, quizás era un poco de agujetas. Troté muy tranquilamente y el dolor fue desapareciendo, aunque no del todo. Entonces me decidí a empezar a hacer cuestas y escaleras, y fue cuando el dolor fue a más. Me detuve, y vi que incluso me dolía al andar. Acabé el entrenamiento en seco. Me quedé muy preocupado pensando que me había roto, como tarde o temprano acaba pasando a todo el mundo. El dolor persistió toda la tarde de la verbena. Apliqué frio y me hicieron un masaje con crema descontracturante. Hablé con Paco y me dijo que seguramente era una sobrecarga muscular, que no me preocupara y que el miércoles podría entrenar suave.
El martes cuando me levanté ya no tenía el dolor. Descanse igualmente todo el día. Hoy, finalmente, he vuelto a entrenar, y efectivamente, el dolor no ha aparecido. Me he quedado mucho más tranquilo. De hecho, he empezado rodando muy suave, y como me he encontrado tan bien, a partir de los veinte minutos he hecho el entreno que me tocaba el viernes que viene, que consistía en correr 40 minutos más a un ritmo de 4’15’’. Lo he aguantado perfectamente, y he llegado muy contento a casa. Hoy tocaban series en realidad, pero no me he atrevido. Las dejo para el viernes, si todo va bien.
¡Salud y quilómetros!